lunes, 14 de marzo de 2016

TENSIÓN, ESTRÉS, NERVIOS Y ALIVIO


Siguiendo el itinerario marcado en nuestro proyecto, esta semana ha sido el turno de la tensión, el estrés, los nervios y el alivio.
El emocionario nos explica que cuando nos sentimos tensos estamos nerviosos, impacientes y perdemos la calma con facilidad. La tensión nace cuando nos enfrentamos a situaciones que consideramos amenazantes como llegar nuevo a un colegio o estar en medio de una discusión acalorada. Es lo que también conocemos como "estrés".

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El estrés es un mecanismo de defensa natural que nos permite luchar o huir en una situación amenazante. En pequeños episodios el estrés puede ser positivo, como cuando nos ayuda a evitar un peligro o cumplir una fecha límite. Pero cuando el estrés dura mucho tiempo, puede dañar nuestra salud (presión arterial alta, ansiedad, depresión, problemas de la piel, dolores de cabeza, problemas para dormir...).

En este punto, nos paramos a analizar con nuestros alumnos qué consideraban situaciones "amenazantes" y compartieron algunas de las vivencias que han supuesto para ellos cierto grado de tensión o estrés. Uno de los alumnos relató una situación en la que unos chicos amenazaron con pegarle después de que él los provocara. En ese momento, nos paramos a reflexionar con ellos acerca de cómo, en ocasiones, nuestro comportamiento puede añadir más estrés innecesario a nuestras vidas. Para ello utilizamos el siguiente relato:


Después de haber atravesado un camino largo y difícil, un viajero llegó a la entrada del pueblo en el que pasaría los próximos años de su vida. Inquieto sobre la forma de ser de la gente en ese lugar, vio a un viejo que descansaba recostado bajo la sombra de un frondoso árbol y preguntó al viejo sin dudarlo:  "¿Cómo es la gente en este lugar? Es que vengo a vivir aquí y donde yo vivía las personas eran complicadas y agresivas. La arrogancia y la insensibilidad eran el pan de cada día." El anciano, sin mirarlo, respondió: "Aquí la gente es igual." El viejo siguió reposando. El caminante, entonces, prosiguió su camino. Horas después, otro viajero que también llegaba al pueblo, se acercó al anciano y le dijo: "Buenas tardes, señor, disculpe la molestia, yo vengo a vivir a este pueblo y me gustaría saber cómo es la gente, porque donde yo vivía las personas eran atentas, generosas y sencillas." El anciano levantó la cabeza, sonrió y le contestó: "Aquí la gente es igual". Un hombre que había escuchado ambas conversaciones le preguntó al viejo: "¿Cómo es posible dar dos respuestas iguales a preguntas tan diferentes?" A lo cual el viejo contestó: "En vez de preguntarte cómo te tratan los que te rodean, mejor pregúntate cómo los tratas tú a ellos. A la larga la gente se termina comportando contigo como tú te comportes con ellos."



A la hora de plantear estrategias para el manejo de los nervios, el estrés o la tensión nuestros alumnos propusieron las siguientes:
  • Respirar profundo, cerrar los ojos e intentar relajarse.
  • Realizar alguna actividad que resulte placentera: escuchar música, dar un paseo...
  • Charlar acerca del problema que nos preocupa con un amigo o persona que nos entienda.
  • Realizar ejercicio físico para descargar la tensión.
  • Establecer prioridades si estamos agobiados por la cantidad de actividades que debemos hacer.
  • Tratar de tener un enfoque positivo sobre la situación. Cambiar nuestra actitud.

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Dada la importancia de los dos últimos puntos, creemos necesario abordarlos con mayor profundidad en las siguientes sesiones y reflexionar en el hecho de que, aunque no todos afrontamos en nuestra vida las mismas exigencias y demandas, también es verdad que ante una misma fuente de estrés y ante las mismas condiciones de vida hay personas que reaccionan de manera diferente a otras. La idea a transmitir es clara: podemos aprender a reaccionar de otra manera.








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