lunes, 7 de marzo de 2016

APRENDEMOS A DESENFADARNOS


Odio, ira, irritación...en las últimas semanas, hemos trabajado esta serie de emociones de carácter negativo: qué significan, qué diferencias hay entre unas y otras, en qué situaciones las sentimos, qué personas están presentes con mayor asiduidad cuando se producen, circunstancias que las caracterizan...

Nuestros alumnos son cada vez más participativos, dinámicos y sobre todo conscientes de la necesidad de gestionar de forma adecuada estas emociones. Es por ello por lo que les propusimos posibles maneras de "desenfadarnos" ya que nuestras reacciones, a veces, no son las más adecuadas porque estamos enfadados. Lo deseable sería saber expresar las emociones de forma positiva, evitando así conflictos mayores.



Para empezar, recopilamos todas las formas que se nos ocurrían de regular esta emoción negativa:

  • Dejar pasar tiempo: a veces, es bueno contar hasta diez (¡o hasta donde sea necesario!), según el nivel de enfado que tengamos. Depende de cada persona y de cada situación, no hay un tiempo correcto ni incorrecto. A veces, incluso hay que dejar pasar días enteros antes de contestar a la persona que nos ha hecho enfadar. En ocasiones, las cosas no son lo que parecen y debemos tratar de verlas de otra manera u otra perspectiva. Esto nos ayudará a ampliar nuestras miras y a proyectarnos en los demás.

  • Buscar soluciones a nuestros problemas. Si tenemos un problema y tiene solución, hay que buscarla. En muchas ocasiones nos damos por vencidos sin intentar buscar resolución a los mismos. Además, es importante valorar si nos hemos equivocado o no, dado que, equivocándonos, también podemos aprender.

  • Actitud positiva, sentido del humor y optimismo. Las personas optimistas, son las que suelen ver el lado bueno de las cosas. Cuando uno se siente feliz no tiene ganas de fastidiar a nadie. También es bueno aceptar las bromas (nunca los insultos).

  • Respiración y relajación. Si logramos controlar nuestra relajación, nuestro nivel de tensión se reducirá. Para relajarnos, es importante aprender a respirar de forma adecuada. La música es un buen método para conseguirlo.


Estas y otras estrategias fueron analizadas para lograr un mayor control de la ira, el odio y la rabia. Algunas, las fueron proponiendo ellos mismos, otras, fueron consultadas en el libro "Actividades para el desarrollo de la inteligencia emocional en los niños".


Por otro lado, también clasificamos posibles reacciones a diferentes situaciones en forma de:

  1. Respuestas agresivas: volumen de voz elevado, habla precipitada, interrupciones, insultos, miradas desafiantes...
  2. Respuestas pasivas: volumen de voz bajo, habla poco fluida, postura tensa, relajación corporal, vacilaciones y silencios, mirada baja...
  3. Respuestas asertivas: tranquilidad, habla fluida, relajación corporal, no hay bloqueos ni muletillas, contacto ocular no desafiante...



Finalmente, analizamos las principales consecuencias de nuestras pérdidas de control en cuanto a estas emociones negativas, como son:

  • Rechazo de los demás.

  • Los otros se sienten menospreciados, por lo que pueden llegar a rechazar nuestra compañía. Este rechazo puede producir cada vez más agresividad.

  • Falta de respeto de los demás.

  • Pérdida de la autoestima.

  • No se les rechaza, pero tampoco se les valora: dan lástima.

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