lunes, 25 de abril de 2016

REMORDIMIENTO Y CULPA


Habitualmente, consideramos el sentimiento de culpa como una emoción negativa que, si bien a nadie le gusta experimentar, lo cierto es que es necesaria para la correcta adaptación a nuestro entorno. Muchos autores coinciden en definir el remordimiento o la culpa como un afecto doloroso que surge de la creencia o sensación de haber traspasado las normas éticas personales o sociales especialmente si se ha perjudicado a alguien.

Nuevamente, y para trabajar con nuestros alumnos esta emoción, hemos preferido comenzar la sesión  con el visionado de un video para que éstos nos explicaran qué les parecía que estaba sintiendo el protagonista al final del mismo, adivinando así, la emoción de hoy. Señalamos que la han adivinado rápidamente…



En esta ocasión, nos cuentan la historia de un hijo cuyo padre no le sirve como referente o inspiración. El niño desea tener éxito en la vida, ganar dinero y ser importante. El padre, sin embargo, dedica su vida y sus ahorros a mejorar la existencia de niños con problemas. Esto es conocido por el hijo una vez que éste fallece, descubriendo una persona desconocida para él y sintiendo remordimientos o culpabilidad al no haberlo hecho antes.



La culpabilidad, por tanto, surge ante una falta que hemos cometido (consciente o inconscientemente), o  ante algo que hemos dejado de hacer. Hemos tratado, a través del diálogo, de que nuestros alumnos entendieran la gran casuística de situaciones que pueden provocar esta emoción. Pero, ¿para qué sirve? ¿es necesaria?...

Por supuesto que sí. Su función es hacer consciente al sujeto para facilitar los intentos de reparación. Su origen tiene que ver con el desarrollo de la conciencia moral, que se inicia en nuestra infancia y que se ve influida por nuestras diferencias individuales y las pautas educativas.

Así pues, podemos sentir arrepentimiento y remordimiento por algo que hemos hecho o dicho, o por algo que hemos dejado de hacer o decir. Además, puede aparecer la culpa por algo que nos remuerde, o incluso por algo que ha sucedido sin querer…

Por otro lado, hemos señalado también que existen personas que confunden esta emoción con la vergüenza, incrementando su malestar emocional, ya que al mezclar ambos sentimientos se retroalimentan entre sí. Mientras que la culpa aparece ante el dolor por el daño causado, la vergüenza se experimenta cuando nos percibimos con la falta de una habilidad o capacidad que se presumía deberíamos tener. De este modo, nos preparamos para la comprensión de la siguiente emoción.

Para continuar trabajando estos conceptos, hemos realizado una dinámica muy interesante: LAS TRES CAJAS. Para realizarla, hemos presentado tres cajas con tres enunciados diferentes:

  • Un problema mío es…
  • Me arrepiento de…
  • Me gustaría superar…

Cada uno de nuestros alumnos tenía que completar en un papel diferente estos enunciados y meterlo en su caja correspondiente. A continuación, y siempre de forma anónima, se han ido leyendo aleatoriamente algunos mensajes a la vez que comentábamos sus contenidos. Nos hemos centrado después en analizar los problemas que han reflejado, las causas que provocaban arrepentimiento, posibles soluciones a conflictos, responsabilidad que tenemos del acto en cuestión, cómo superar dificultades expresadas, etc.


No hay comentarios:

Publicar un comentario