domingo, 21 de febrero de 2016

ODIO

Esta semana le ha tocado el turno a una nueva emoción: el ODIO. Se trata de una emoción que nos ha costado concretar dada su cercanía con la IRA, emoción que trataremos la semana que viene pero que ha sido necesario introducirla brevemente para delimitar sus diferencias con la primera.

El EMOCIONARIO nos dice que el odio es "una gran antipatía, un rechazo que sentimos hacia algo o hacia alguien" que algunas veces, dura mucho tiempo y otras un ratito. También nos especifica que "si el odio nos mueve a la acción, sucumbimos a la ira".

El odio se describe con frecuencia como lo contrario del amor o la amistad. Puede generar aversión, sentimientos de destrucción y/o autodestrucción, aunque la mayoría de las personas puede odiar eventualmente a algo o alguien y no necesariamente experimentar estos efectos.

El odio no es justificable desde el punto de vista racional porque atenta contra la posibilidad de diálogo y construcción común.




Una vez delimitado el concepto de ODIO, lo ampliamos con palabras con un significado cercano: aversión, resentimiento, repulsión, rencor, tirria, aborrecimiento... e intentamos identificar situaciones en nuestra vida en las que se ponen de manifiesto. A medida que nuestros alumnos iban compartiendo sus pensamientos y vivencias nos dimos cuenta de que existen grandes diferencias entre ellos en lo que a esta emoción se refiere. Mientras a algunos alumnos les costaba bastante recordar momentos en los que realmente hubiesen sentido ODIO hacia algo o alguien, a otros parecía que este sentimiento estaba muy presente en sus vidas por lo que no descartamos la posibilidad de tratar con mayor profundidad este sentimiento y sobre todo abordar de qué manera afrontarlo.

Se estima que las personas que tienen una razón de base para llenarse o cargar con el odio o el rencor, de alguna manera se han sentido defraudados, abandonados o engañados. El problema es que, aunque pensemos que al odiar le estamos haciendo daño al otro, lo cierto es que nos hacemos daño a nosotros mismos ya que, al sentirnos defraudados, generamos una serie de ideas negativas contra alguien en concreto y al pasar el tiempo, estas ideas aumentan paulatinamente su intensidad provocando numerosos problemas como estados de depresión, ansiedad...

Por lo que podemos concluir que ir por la vida cargado de odio es como tener que llevar siempre un pesado bulto a nuestra espalda que no permite alcanzar el bienestar emocional y ser del todo felices.


Resultado de imagen de liberarse del odio


Para concluir, esta semana hemos escuchado con nuestros alumnos el relato de Jorge Bucay que os enlazamos a continuación, el cual hace referencia al perdón, herramienta que nos posibilita encontrar la paz liberándonos del odio: 

https://www.youtube.com/watch?v=fkyrP4bHaNY


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